De acuerdo con el índice de Pobreza de los Trabajadores (IPT), un asalariado argentino ha perdido un 8% de su poder adquisitivo en el último año respecto del valor de la Canasta Básica Total (CBT), aquella que marca precisamente el límite de ingresos para no caer en la pobreza. Ese indicador mide la evolución de los salarios de los trabajadores argentinos, deflactado por la evolución de la canasta básica total, desde abril de 2016, cuando se dejó de publicar durante la gestión de Cristina Fernández.
"Esto implicó por ejemplo que una familia con ingresos en torno a los $ 50.000 mensuales perdiera 8,8% de poder de compra de la Canasta Básica Total (CBT) respecto de enero de 2020 y 13,1% respecto a la Canasta Alimentaria (CBA), en el mismo período", completó el informe.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la pobreza ha alcanzado al 42% de las personas en el segundo semestre del año y fue uno de los países que más altas tasas de pobreza registró en la región. "La disyuntiva que marcó el oficialismo entre salud o economía no hizo más que agravar el entramado social de los trabajadores argentinos que hoy ven como sus condiciones de vida se ven alarmantemente perjudicadas”, puntualizó Natalia Motyl, economista de la Fundación Libertad y Progreso. La situación ha empeorado en el primer mes del año. Con el IPT sólo se mide el empobrecimiento sufrido por quienes tienen trabajo y tomando como parámetro su ingreso. "Si comparamos enero con octubre de 2017, momento en que se registró la mayor recuperación de los salarios en relación a la canasta básica antes de la crisis de 2018, podemos ver una corrosión de más de 25 puntos porcentuales", indica la economista. De no realizarse reformas estructurales para revertir el rumbo que lleva la Argentina lo más probable es que luego de las elecciones de este año, la caída sea estrepitosa, advierte.
A su criterio, muchas veces se responsabiliza a “los grandes formadores de precios” por los aumentos y de esta manera se justifica el establecimiento de precios máximos. Sin embargo, a la hora de cotejar los precios de huevos, leche, carne y otros alimentos entre Argentina, Chile y Uruguay observamos que en nuestro país no son más caros, al contrario, suelen ser más baratos.
Por ejemplo, un litro de leche en la Argentina cuesta U$S 0,78, lo mismo que en Uruguay, pero más cara está en Chile, a U$S 1,14. A su vez, el kilo de carne cuesta en promedio en el país cerca de U$S 6,50, más barata que en Chile (U$S 9,50) o que en Uruguay (U$S 8,10).
Una docena de huevos vale en la Argentina a razón de U$S 1,40, casi la mitad de lo que cuesta en Chile (U$S 2,90) y menos costoso que en Uruguay (U$S 2,30).
Las diferencias residen en realidad en el poder de compra, mientras que un trabajador argentino percibe (al tipo de cambio oficial) U$S 460; un trabajador chileno, U$S 649; y, un uruguayo, U$S 599, plantea el informe.
“Es preocupante lo que se observa en el índice de pobreza de los trabajadores porque, en definitiva lo que está marcando fundamentalmente es, el impacto del impuesto inflacionario sobre los ingresos de aquellos que encima tienen la suerte de tener trabajo”, señala Aldo Abram, director Ejecutivo en la Fundación Libertad y Progreso. “En este sentido -agrega-, el empobrecimiento surge de la necesidad del Banco Central de quitarle poder adquisitivo a los pesos que cobramos los argentinos para transferirlo al gobierno y que este pueda gastar de más”. El economista además puntualiza que este impuesto inflacionario “pega más en los sectores mientras más bajos ingresos tienen y que son los que menos posibilidades tienen de defenderse de la inflación; y por otro lado tienen mayor patrimonio en moneda local, lo que hace que gran parte de ellos pasen a estar debajo de la línea de la pobreza”.
Tal como señalan los datos, las consecuencias de la implementación de políticas públicas cortoplacistas en materia económica han causado un profundo daño a todos los argentinos, provocando una gran pérdida en la calidad y bienestar de vida. "La única forma de romper este círculo vicioso de empobrecimiento, que lleva décadas, es haciendo las reformas estructurales para que argentinos y extranjeros vuelvan a querer invertir acá", sugiere el reporte privado.